30 agosto 2015

Huancavelica, pasado y presente de una ciudad - Marco Gamarra Galindo




Son más de cuatro siglos en los que la conocida “Ciudad del Mercurio”, ha mantenido su pasado inca y colonial: lleno de misterio y encanto; entre el frío intenso de los andes y el calor de su gente. Su interesante historia y ancestral gastronomía engalan a nuestro país. Recordando los hechos fascinantes de nuestra nación, recorreremos los acontecimientos de la reconocida “Villa Rica de Oropesa” por su 439 aniversario de fundación española.
Catedral de San Antonio, Plaza de Armas de Huancavelica.
Foto: Marco Gamarra Galindo

Como en la mayoría de ciudades andinas del Perú, Huancavelica tuvo sus primeros pobladores en nómadas que, para sobrevivir, cazaban con instrumentos líticos. Acerca de ello se hallan evidencias valiosas en las cuevas de Pacococha y Orcococha, en la provincia de Castrovirreyna. Con el paso del tiempo y con conocimientos en agricultura y domesticación, los Chancas e Incas heredan al territorio huancavelicano una serie de manifestaciones culturales, desde tradiciones que se mantienen en la vida cotidiana de sus habitantes hasta grandes complejos arquitectónicos, que nos enseñan la búsqueda de perfección.

En pleno dominio español y ya fundado el Virreinato del Perú corrió el rumor de la existencia de una mina de mercurio en Huancavelica. Su existencia fue descrita y difundida a los reyes de España mediante esta carta escrita en 1764 por el fiscal de la Real Audiencia de Lima:

“La mina de Huancavelica, no produce plata, ni oro; pero produce el azogue, un ingrediente tan necesario, para el beneficio de todas las minas de oro, y plata del Reino. Es la única que se trabaja en este metal, y es propia, y perteneciente a Vuestra Majestad. Provee al Perú, y ha proveído a México, a donde en muchas ocasiones se han remitido cantidades crecidas de Azogue“.





















A pesar que esta carta fue escrita casi dos siglos después del verdadero descubrimiento de la mina Santa Bárbara -a consecuencia de que recien se producía buenas cantidades- el comunicado muestra el gran aporte que brindó la mina a la corona durante el virreinato: en la extracción del oro y plata a través del proceso de la amalgamación. 

Actualmente, se puede ver el socavón Belén, el cual está cerrado por medidas de seguridad; se dice que dentro de ella se encuentra una ciudad subterránea. Santa Bárbara es un único lugar en el país. Sin duda, este es un paraje interesante para todos los turistas en general, que la visitan durante festividades como las organizadas en Semana Santa; y no es para menos ya que fue la tercera mina más importante del mundo en su momento.

Personalmente existe un vínculo muy cercano a Huancavelica. Mi abuelo, Nicolás Galindo Prado, nació y vivió su infancia (primeras décadas del siglo XX) en la ciudad minera de Santa Bárbara. Nos cuenta él que, durante su infancia, se encargaba de la detonación en la mina. Su vida fue dura, admite, pero con el pasar de los años logró, a base de esmero y aptitud, venir a Lima mediante la leva, por voluntad propia, y ocupar con el tiempo el rango de coronel en la Guardia Republicana del Perú.

Huancavelica antigua.

Relata que en Santa Bárbara la mayoría de las mujeres eran viudas; sus esposos padecían en la mina a consecuencia de los gases perjudiciales que emanaban de la misma. En el siglo XXI, la ciudad está totalmente abandonada aunque durante feriados y fiestas, como mencionamos, cientos de turistas la visitan. Les aseguro, por cierto, que es una zona tranquila.

El Reino de España empezó a explotarla oficialmente desde 1563 y el virrey Toledo, al observar que los pueblos de la zona se enriquecían debido la minería, decidió fundar la ciudad de Huancavelica el 4 de agosto de 1572, bajo el título de “Villa Rica de Oropesa”, nombre que se refería al “boom” económico que atravesaba el mineraje en la zona.

De la colonia han quedado varios vestigios. La catedral de San Antonio de Huancavelica, ubicada en la Plaza de Armas, pertenece a los siglos XVI y XVII, de estilo barroco, está construido con un frontón de piedra roja. En cuanto a las iglesias, se dice mucho acerca de San Francisco. Según las tradiciones de Ricardo Palma, un padre franciscano se ahorcó en una de las celdas del convento y, por las noches, se escuchan las campanadas de la iglesia, sin que se sepa quién, a consciencia, lo hizo. En otro punto de la historia, la iglesia sirvió como cuartel general del ejército comandado por Andrés Avelino Cáceres. Debemos incluir a la misma Santa Bárbara por su historia que se mantiene intacta. Solo basta con tomar un taxi desde la ciudad para llegar a su encuentro.

Aparte de las iglesias, sus casas con bellos balcones inspiran a cualquiera que ose verlas. Su gastronomía también deleita. La conocida carne de “paco”, la cual pude probar en uno de mis viajes, me encantó. El paco es un animal que resulta del cruce de llama y alpaca. Se caracteriza por tener poca grasa y por ser muy beneficioso en proteínas. Además de ser recomendable para aquellas mujeres que recién acaban de dar a luz. También resalta la pachamanca, el carnero al palo, el Patachi, el Puchero, entre otros.

Huancavelica como capital y departamento tiene mucho que mostrar. Si se anima a visitarla, no lo dude. Existen varios hoteles y restaurantes de muy reconocida categoría que estarán halagos de su visita. No se olvide de llevar ropa que lo mantenga abrigado. Hay un montón que conocer y mucho más si se trata de Huancavelica, entre los andes y su historia.

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